Nuestra casa es nuestra segunda piel, o nuestra tercera si tenemos en cuenta la ropa que llevamos puesta. Con los avances de la ciencia y la tecnología la construcción se va perfeccionando y también se va aumentando el nivel de calidad que se exige a los edificios.
Independientemente de si estas exigencias vienen por cuestiones geopolíticas o de reducción de la contaminación, lo que cualquier propietario tiene a corto plazo con una vivienda bien aislada es una reducción del gasto en energía.
Aunque también hay que aclarar que no todo es aumentar el aislamiento respecto a cómo se construía hace unos años. Un buen aislamiento permite almacenar el calor dentro de casa en invierno y que no se escape, y permite que el calor no entre en verano. Pero además existen otras estrategias complementarias, como las protecciones solares, que van dirigidas a ganar el calor del sol en invierno y a evitarlo en verano.